jueves, 7 de octubre de 2010

Reseña del texto: "El acceso de los niños sordos al bilingüismo y al biculturalismo” de Carlos Skliar, María Ignacia Massone Y Silvana Veinberg.

Comparto con ustedes esta reseña, de mi autoría, que puede ser de interés a la hora de conceptualizar asuntos como el bilingüismo, la comunidad Sorda, entre otros.

Reseña del texto: "El acceso de los niños sordos al bilingüismo y al biculturalismo” de Carlos Skliar, María Ignacia Massone Y Silvana Veinberg.


Palabras Claves:

Bilingüismo, Biculturalismo, Sordera, Oralismo, Lengua de Señas, situación sociolingüística, lengua natural.


Referencia Bibliográfica:

Skliar, Carlos; Massone, Maria; Veinberg, Silvana. . (1995). El acceso de los niños sordos al bilingüismo y al biculturalismo. Infancia y aprendizaje , 85-100.

En su texto los autores tratan varias temáticas relacionadas con la comunidad sorda, pero básicamente defienden la idea del derecho que tienen los miembros de dicha comunidad a una educación bilingüe y bicultural así como a la equiparación de oportunidades lingüísticas en relación a la población oyente. Para despejar el tema de las concepciones de Sordo y Sordera, dividen su texto en tres grandes ramales según el modelo de dicha concepción: el modelo clínico, el modelo socio-antropológico y las perspectivas actúales y futuras de la educación Bilingüe-bicultural para sordos.

En su primer apartado, Skliar, Massone y Veinberg, definen lo que es el modelo socio-antropológico y sus implicaciones en la historia de la comunidad sorda. Comentan que aproximadamente desde el Congreso de Milán celebrado en 1880 hasta finales de la década de los 70’, los niños y niñas sordos han sido objeto de una persistente y particular preocupación por parte de la sociedad oyente: el aprendizaje de una lengua oral para que haya una posterior integración de los sordos en la vida escolar y laboral.

Este modelo se basa en, como expresan los autores: “una visión estrictamente ligada a la patología, al déficit biológico (Skliar, Massone, Veinberg , 1995), y por supuesto tiene como consecuencia la implementación de estrategias “educativas-rehabilitadoras” y el uso de recursos orientados reparar y corregir el déficit. Dicho modelo ha sido duramente criticado por posteriores postulados que definen a los grupos de Sordos como comunidades lingüísticas minoritarias, sin embargo en las concepciones e imaginarios de muchas instituciones y particulares aún quedan vestigios de este.

En un segundo apartado, los autores describen el modelo socio-antropológico y su concepción de Sordera. Explican que fueron dos aspectos los que, más o menos a partir de la década de los 60’, llevaron a los profesionales (antropólogos, lingüistas, sociólogos y psicólogos) a interesarse por el Sordo:

ü A pesar de las represiones que sufrían por parte de la sociedad y la escuela, los sordos conformaban comunidades que se aglutinaban por un factor común: su lengua viso-gestual.

ü La confirmación del hecho de que los hijos sordos de padres sordos tienen mejores niveles académicos y habilidades de aprendizaje de la lengua hablada y escrita, equiparables con los de los oyentes. [1]

Avanzados los estudios, después de varias luchas encabezadas por Sordos que defendían su derecho a una lengua natural, se pudo llegar al consenso de que las agrupaciones de sordos, es decir, la comunidad sorda, tienen unas particularidades lingüísticas respetables puesto que sus facultades cognitivas y del lenguaje no se encuentran afectadas.

En cuanto a la situación sociolingüística de la comunidad sorda, los autores especifican que “Los sordos desarrollan la lengua de señas debido a que es su lengua natural, es decir, que la adquieren sin enseñanza sistemática” (Skliar, Massone, Veinberg , 1995), la cual se constituye en su modo particular de acercarse y conocer el mundo que los rodea, de construir conocimiento, de establecer interacciones y relaciones sociales, de significar la realidad.

Con el fin de ilustrar la importancia de la lengua de señas en la cohesión de la comunidad sorda, Skliar, Massone y Veinberg citan a otros autores como Lunde, 1956; Stokoe, 1960; Meadow, 1972; Erting, 1978; Markowicz y Woodward, 1978; Padden, 1980; Johnson y Erting, 1989; etc. En función de esto expresan que la comunidad sorda se define por el uso de la lengua de señas, los sentimientos de identidad grupal, el autorreconocimiento e identificación como Sordo, el reconocerse como diferentes, etc. Consideran que todos estos factores mencionados en líneas anteriores permiten identificar a la Sordera como diferencia y no como deficiencia[2]. Dentro de esta perspectiva, el Sordo es considerado como un miembro real y potencial de la comunidad sorda, la cual se independiza lingüística y culturalmente de la comunidad mayoritaria oyente, pero se integra económica y contextualmente a la sociedad industrial.[3]

Los principales aspectos relevantes del texto, a destacar además de los ya mencionados, son por ejemplo la concepción subyacente de la lengua como uno de los principales aspectos del desarrollo del niño, en cuanto a ser social, pues a través de ella se transmiten los “modelos de vida” de la sociedad y de la cultura. También es destacable que bajo la concepción socio-antropológica de la Sordera, el niño es un comunicador habilidoso que aprende a manejar la pragmática necesaria para una comunicación eficaz.

Algunas de las conclusiones del autor son, por ejemplo, que una propuesta educativa bilingüe debe propender algunos objetivos básicos como: en primer lugar la creación de un ambiente apropiado a las formas particulares cognoscitivas y comunicativas de los niños sordos, el desarrollo socio-emocional de los niños debe estar basado en la identificación con adultos sordos, permitirle a los niños que construyan sus propios conocimientos del mundo brindándole todas las posibilidades de acceso a los conocimientos culturales y curriculares.

Los autores también realizan una crítica a las características negativas o desfavorables que tienen los modelos bilingües que se implementan en la actualidad en diferentes partes del mundo. Estas son:

ü Todavía predominan representaciones sociales de Sordera y Sordo desde el modelo Oralista.

ü Existen problemas en tanto a la enseñanza de la lengua de señas hacia los oyentes. No es contextualizada ni en situaciones reales, sino que a veces constituye solamente una sumatoria de vocabulario.

ü Hay diversas barreras legislativas y educativas que producen que se desatienda la formación de los Sordos.

ü Algunos modelos educativos todavía centran su atención en el maestro oyente, desde lo cual la voz y el voto en la planeación y los procesos pedagógicos es siempre del maestro.

ü Hay una carencia generalizada de una didáctica especial de la lengua.

Algunas otras reflexiones finales que se realizan son con respecto a la función de la escuela en los procesos de formación de los niños Sordos. Literalmente se hacen cuestionamientos como: ¿Cuál es esencialmente la escuela y la educación que los sordos reclaman para ellos? ¿Son únicamente los oyentes quienes deben interpretar las necesidades reales de la educación de los sordos? ¿La educación debe estar vinculada a las concepciones educativas de los oyentes o debe ser completamente autónoma de ellas?

En conclusión, los niños Sordos tienen derecho a una educación y formación bilingüe y bicultural. Esto exige por parte de la comunidad académica un respeto real hacia la comunidad sorda, por sus características y condiciones sociolingüísticas de manera que se garantice que en función de que el niño sordo tiene sus facultades cognoscitivas intactas, éste tenga las mismas oportunidades de desarrollo que un niño oyente.



[1] Signorini, Manrique y Massone, 1994

[2] No sé descarta la existencia de una alteración biológica, pero se hace hincapié en características más relevantes.

[3] Massone y Johnson, 1991

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